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ANTIGUO EGIPTO

Imagen de una procesión religiosa - Autor desconocido (c. 1910).jpg

La huelga primigenia

La Momia (1999).jpg

Imhotep, el dios escriba

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La muerte de Osiris

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El ejército perdido

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La venganza del 'michi'

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Huelga primigenia

La huelga primigenia

El 1 de mayo es el día internacional de los trabajadores, y, por extensión, también de la lucha obrera. Muchos de los derechos laborales que disfrutamos hoy en día se consiguieron gracias a la movilización de los trabajadores, pero, ¿hasta dónde podemos remontarnos para ver su origen?

Israelitas en Egipto - Edward John Poynter (1867).jpg

Israelitas en Egipto - Edward John Poynter (1867)

El testimonio más antiguo de una huelga laboral, en el sentido estricto que dicta la RAE (interrupción colectiva de la actividad laboral por parte de los trabajadores con el fin de reivindicar ciertas condiciones o manifestar una protesta), lo encontramos, cómo no, en el antiguo Egipto.

 

En el año 1153 a. C., en los últimos momentos de mandato del faraón Ramsés III, el escriba Amennajt realiza un informe sobre los acontecimientos ocurridos en ese año en la zona de la construcción de 'ta set maat' (el Lugar de la Verdad; actual Deir el-Medina). En el lugar denominada como “Tumba”, que comprendía una amplia área entre los valles y las montañas del occidente tebano, la construcción de la Tumba Real se vio paralizada entre el invierno y el inicio del verano, debido a una serie de revueltas entre los operarios de la construcción.

Tumba de Ramsés III - Deir el-Medina, Egipto.jpg

Tumba de Ramsés III - Deir el-Medina, Egipto

El faraón, a través de sus delegados, asignaba a sus trabajadores fundamentalmente tres cosas: una casa, un lugar para construir su tumba y lo necesario para poder vivir, bajo la forma de salarios y regalos.

Un año antes de la revuelta el escriba Neferhotep manda una carta al visir Ta, quejándose por que los salarios llegaban con 8 días de retraso. Este respondió del siguiente modo:

Así dice el visir Ta: No era porque no había nada que traeros que yo no he venido. ¿Cómo es que vais diciendo, ‘No nos entregan nuestra ración’? ¿He dado yo, el visir, orden de entregarla? ¿No he dado yo tanto como han dado otros visires? Si ocurrió que no había nada en los graneros, yo os he dado lo que he encontrado”, (GARDINER, A. (1995) Ramesside Administrative Documents 55, 15-56).

El visir Ta achaca el problema a la situación económica de Egipto, que no era la mejor en aquel momento, y no a su gestión o a la posible corrupción que subyaciera en su mandato. Los cierto era que el faraón, ya mayor, decidió legar su imperio al visir, pero este estaba muy ocupado para atender a los suplicantes. El retraso en los pagos llegó a alcanzar los 20 días, y como estos pagos consistían, principalmente, en alimento, los trabajadores comenzaron a pasar hambre.

Obrero con cincel y mazo - Ostracon hallado en Deir el-Medina, Egipto.jpg

Obrero con cincel y mazo - Ostracon hallado en Deir el-Medina, Egipto.

De esto modo se inician las movilizaciones, agrupándose en los templos y canteras para paralizar las obras. Los escribas, encargados de organizar el operativo, trataban de contentar a los obreros con escasas dosis de grano. Pero la situación se torció tanto que hubo escribas que se unieron a las propias huelgas, como es el caso del jefe de obra Jonsu. Esto indica que la situación de descontento no solo se deba a los salarios, sino también a un malestar general con el reinado de Ramsés III, que parecía abandonar sus deberes hacia su país.

 

Tristemente, desconocemos cómo terminó esta huelga en concreto, pero seguramente no muy bien, pues estos movimientos se sucederían en el tiempo entre los reinados de Ramsés IV (1153-1147 a. C.), Ramsés IX (1126-1108 a. C.) y Ramsés X (1108-1099 a. C.).

Aldea de los trabajadores - Deir el-Medina, Egipto.jpg

Aldea de los trabajadores - Deir el-Medina, Egipto

Imhotep

Imhotep, el dios escriba

Imhotep, de curandero a momia homicida.

Rememorando las primeras dos películas de La Momia, vamos indagar en el pasado histórico de su icónico villano.

La Momia (1999).jpg

La Momia (1999)

Lo cierto es que el personaje de las películas poco o nada tiene que ver con la realidad. Por ejemplo, su nombre se traduce como “aquel que viene en paz”. La similitud con el personaje de la película se deba al actor sudafricano Arnold Vosloo, ya que Imhotep siempre era representado como su padre Ptah, calvo. También suele aparecer sentado, con un rollo de papiro sobre las piernas, como era habitual en los escribas.

 

Sabemos que Imhotep fue el principal consejero del rey Djoser a comienzos de la III dinastía (c. 2686 a. C.), concibiendo el complejo funerario de Saqqara y siendo el arquitecto de la pirámide escalonada construida por el rey. Es probable que el consejero fuera enterrado en Saqqara, pero su tumba no se ha encontrado aún.

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Plano del conjunto funerario de Saqqara.jpg

Complejo de Saqqara, cerca de Menfis

El ibis, animal vinculado a Thoth, dios de la sabiduría, fue asociado en las dinastías tardías a Imhotep, ya que este individuo fue conocido por su sabiduría. Bajo los laberintos subterráneos del complejo de Saqqara se han hallado más de medio millón de cuerpos momificados de estas aves, muestra clara de la importancia de Imhotep.

 

Siglos después de su muerte comenzó su culto como un dios, entre el período de dominación persa (525 a. C.) hasta épocas tan tardías como el s. IV d. C. Se le reconoció como dios de la medicina, hijo de Ptah y Sekhmet, y, en lugares como Menfis, Tebas o Filae, se construyeron templos y lugares de curación en su honor.

Estatuilla de Imhotep - Museo metropolitano de Nueva York (Período tardío o ptolemaico, 664-30 a. C.).jpg

Estatuilla de Imhotep - Museo metropolitano de Nueva York
(Período tardío o ptolemaico, 664-30 a. C.)

Imhotep solía enviar sueños a aquellos afligidos por dolores, enfermedades o preocupaciones, y los protegía en vida, así como preparaba sus cuerpos para el viaje al más allá.

Complejo funerario de Saqqara.jpg
Pirámide escalonada de Saqqara, considerada la primera de Egipto.jpg

Saqqara y su pirámide escalonada

Muerte de Osiris

La muerte de Osiris

Esta historia fue narrada por Plutarco de Queronea (c. 50-120 d. C.) en su obra 'Moralia' (6.13a-d), y los análisis de los jeroglíficos han corroborado sus palabras.

Osiris nació como un dios, pero creció como un hombre. Llegó a gobernar Egipto en una época de salvajismo, y, cual fuerza civilizadora, trajo la irrigación y las enseñanzas del cultivo a sus súbditos.

Representación de Osiris - Tumba del artista Sennedjem (Tebas, Egipto, s. XIII a. C.).jpg

Representación de Osiris - Tumba del artista Sennedjem, Tebas (s. XIII a. C.)

No obstante, Osiris no se detuvo allí. Dejó a su hermana y esposa Isis al cargo, y marchó a compartir sus conocimientos a tierras lejanas: Etiopía, Arabia, India, Europa...

 

En el transcurso de su ausencia, Seth, hermano de ambos dioses, sentía celos de los logros de Osiris. Junto con la ayuda de otros conspiradores, Seth invitó a Osiris a un banquete para celebrar su regreso.

Figura eliminada de Set, durante su proceso de demonización - Karnak, Egipto (664-332 a. C.).jpg

Figura eliminada de Set durante su proceso de demonización - Karnak (664-332 a. C.)

Seth había conseguido en secreto las medidas del cuerpo del aventurero, por lo que realizó un sarcófago finamente ornamentado que mostró a todos durante la celebración.

 

Los invitados se mostraron obnubilados por la calidad de la artesanía, y Seth, consciente del deseo de los invitados por hacerse con dicha pieza, propuso que quienes la quisieran entraran dentro. El premio sería para aquel a quien le cupiera a la perfección.

 

Muchos invitados fracasaron, hasta que Seth retó a Osiris a que superara tal prueba. Herido en su orgullo, el dios no pudo evitar aceptar el desafío.

 

Se tumbó, y, al estar hecho a medida, venció en la contienda. Aunque los conspiradores no tardaron en realizar su parte.

 

Saltaron sobre el sarcófago, tapándolo entre las amenazas del dios-rey. Algunos de ellos clavaron la tapa mientras otros vertieron plomo fundido en las hendiduras. Los gritos de Osiris cesaron en cuanto se le acabó el aire, y el dios, murió.

Osiris muerto rodeado de sus hermanas aladas - Templo de Dendera (Egipto, c. 1500 a. C.).jpg

Osiris muerto rodeado de sus hermanas aladas - Templo de Dendera (c. 1500 a. C.)

Los invitados lanzaron el sarcófago al río Nilo, donde la corriente se lo llevó lejos de allí.

Ejército perdido

El ejército perdido

Tras la muerte de Ciro II, el Grande, en el año 530 a. C., según la ley persa de sucesión, abierto para todos, el trono lo heredaría no el primogénito, sino el más fuerte (como un par de siglos más tarde diría Alejandro). Sin embargo, el hijo mayor de Ciro, Cambises, consiguió el cargo.

Al terminar el luto por su padre, Cambises había heredado un legado absurdo. Hasta aquel momento no había existido un conquistador como Ciro, y por ello, el rey de reyes decidió honrar su memoria conquistando Egipto.

La tierra de los faraones se encontraba gobernada por Amosis II, de la XXVI dinastía, llamada Saíta (664-525 a. C.). Egipto vivía un período de renacimiento de su milenaria cultura, y proyectaba una amenazante sombra sobre el recién formado imperio persa. Por ello, en el año 525 a. C., se iniciaron las hostilidades, y tras la batalla de Pelusio, los persas rápidamente se hicieron con el dominio del país.

Reunión entre Psamético III y Cambises II – Jean Adrien Guignet (1854).jpg

Reunión entre Psamético III y Cambises II – Jean Adrien Guignet (1854)

Parece que los sacerdotes del oasis de Siwa no estaban contentos con los acontecimientos, y criticaron al nuevo faraón extranjero. Cambises no podía pasar por alto tal ofrenda, y envió un contingente de 50.000 soldados.

 

Para llegar al oasis había que cruzar un camino entre las arenas libias. El trazado partía de Tebas, adentrándose en el desierto por siete días. Al parecer, al séptimo día se levantó una tormenta de arena que desorientó a los guías, pereciendo todos bajo el abrasador sol del Sahara (Heródoto, Historias, 3.26).

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Supuesta ruta de la expedición de Cambises

No hay que tomar en serio esta historia, pues Heródoto es conocido por dar verosimilitud a las fantasías, además de su inquina personal hacia Cambises. Se han realizado algunos descubrimientos datados en la época, pero nada significativo aún. Por lo que las arenas del desierto esconden todavía muchos secretos.

Ejército perdido de Cambises - Jacob Abbott (1850).jpg

Ejército perdido de Cambises - Jacob Abbott (1850)

Sin embargo, puede que alguno de vosotros descubra con el tiempo el gran tesoro del ejército perdido.

 

Quién sabe…

Ejército perdido

La venganza del 'michi'

En época de Ptolomeo XII Νέος Διόνυσος (80-58/55-51 a. C.), más conocido como Auletes (Αὐλητής; el flautista), Egipto seguía imbuida en sus milenarias tradiciones. Los pueblos extranjeros, principalmente helenos e itálicos, no comprendían del todo estas costumbres. Esta percepción nos es mostrada por Diodoro Sículo (c. 90-30 a. C.), que en su inmensa obra le dedica el primer libro al pueblo egipcio.

Busto de Ptolomeo XII Auletes - (s. I a. C.) Museo del Louvre.jpg

​Busto de Ptolomeo XII Auletes - (s. I a. C.) Museo del Louvre

El siciliano dedica muchas páginas a la historia del país, así como a sus tradiciones, pues su público era el heleno, poco habituado a estos datos etnográficos. En toda su obra Diodoro muestra ciertas contradicciones por las cuales sabemos que no estuvo en todos los lugares en los que él dijo haber estado. No obstante, su estancia en Alejandría, así como en Egipto durante el mandato de Ptolomeo XII, parece fidedigna.

 

En este contexto, Diodoro nos muestra la importancia de ciertos animales para los antiguos egipcios. Entre la bastedad de este grupo se encontraban los gatos, perros, halcones, ibis e incluso animales más dispares como las avispas. Los templos otorgaban ciertas parcelas de tierra a estos animales sagrados, donde se producían los bienes que los debían mantener durante sus vidas. Una vez estas se terminaban, los egipcios lamentaban la pérdida y les honraban con excelentes exequias, adorándolos incluso tras su muerte. Estos animales protegían a los egipcios en su día a día, por lo que dañarlos se condenaba con la muerte.

Los dioses y sus hacedores - (1878) Edwin Long.jpg
Momia de gato - (Época romana) Museo egipcio de Turín, Italia.jpg

Los dioses y sus hacedores - Edwin Long (1878)

Momia de gato - (Época romana) Museo egipcio de Turín, Italia

Estatuilla de Bastet - (c. 750-715 a. C.) Museo del Louvre.jpg

Estatuilla de Bastet - (c. 750-715 a. C.) Museo del Louvre

La siguiente historia sucede, posiblemente, en Bubastis, ciudad ubicada en el delta cuya deidad principal era Bastet, vinculada con los gatos. Según dice Diodoro, “el respeto y el culto por estos animales estaban tan arraigados que, en una época en la que el rey Ptolomeo aún no era aliado de los romanos [año 56 a. C.], y los habitantes acogían con la mayor presteza a los viajeros procedentes de Italia por temor a atraer la guerra, un romano que había matado a un gato era atacado en su casa por el populacho desafiando la posible respuesta de Roma. El criminal no pudo escapar al castigo, a pesar de que su acción había sido involuntaria y el rey había enviado magistrados para salvarlo. No sólo conocemos este hecho de oídas, sino que nosotros mismos fuimos testigos presenciales de él durante nuestro viaje a Egipto” (Biblioteca histórica, 1.83).

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Ruinas de Bubastis - Egipto.JPG

Localización de Bubastis, Egipto (número 9)

Ruinas de Bubastis – Egipto

La moraleja de esta historia es que debemos ser conscientes de las costumbres de los locales cuando vamos de viaje.

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